La verdadera historia del exorcismo de Emily Rose

Uno de los casos más conocidos y a la vez desconocidos sobre la epilepsia, es el exorcismo de Anneliese Michel; o más conocido como el "Exorcismo de Emily Rose" (gracias a la película de Scott Derrickson).

Emily Rose en realidad se llamaba Anneliese Michel, disfrutó de una infancia feliz, bajo los dictámenes del catolicismo (Anneliese era una ferviente católica, hasta el punto de dormir en el suelo como castigo por los pecados del mundo). A los 16 años su vida cambió por completo al notar que no controlaba su cuerpo debido a los temblores. Sus padres decidieron llevarla a un hospital psiquiátrico, donde los médicos le diagnosticaron epilepsia (o como era conocido antes: "el gran mal"). Continuaron las convulsiones y Anneliese se sumergió en una profunda depresión. En su tercera crisis epiléptica decidieron internarla en el hospital, dónde empezó el tratamiento con anticomiciales. La familia de Anneliese, y ella empezaron a pensar que su enfermedad era algo más que eso, centrándose en fenómenos paranormales, y explicando su situación como un castigo de Dios para el mundo, en el cual ella era la persona que iba a demostrar que existen demonios. 

Empezó a tener visiones, y hay que añadir que ciertos ataques epilépticos vienen conjuntamente con una alteración de los sentidos que provocan que el enfermo escuche voces o tenga visiones.

El tratamiento que le recetaron, le provocó una inanición debida a la pérdida de sodio por el cerebro; y a su vez provocando una pérdida de peso.

El paso de los años, y la falta de mejoría en el estado de Anneliese, provocaron que ella pidiera consuelo espiritual; y a su vez un exorcismo. En un primer momento, fue denegado debido a que no cumplía los dictámenes establecidos para dicho proceso, los cuales fueron explicados a Anneliese por los clérigos: hablar en lenguas no conocidas por el poseído, adversión por los objetos religiosos y poderes sobrenaturales. Su familia y ella no se dieron por vencidos, siguiendo con la búsqueda de un exorcista, aunque los sacerdotes les comentaban que confiasen en los médicos.

Meses más tarde, se le recetó un nuevo medicamento a Anneliese que provocó entre otras cosas fiebre elevada, hipoxemia, y disminución del nivel de consciencia. Este tratamiento lo seguirá tomando hasta el momento de su muerte.

En 1974, y después de meses observándola, el Pastor Ernst Alt solicitó permiso para realizar el exorcismo, que nuevamente fue denegado.

Cada día que pasaba, Anneliese tenía conductas más extrañas: desde orinar en el suelo, pasando por romper todos los símbolos religiosos del hogar, escupir sangre, golpear y morder a su familia,... Empezó a mutilarse, darse golpes en la cabeza contra las paredes, y demás. Este fue el momento en que la Iglesia decidió que ya cumplía los requisitos necesarios para recurrir al exorcismo.

En 1975 empezaron los exorcismos. Estos fueron llevados a cabo por el pastor Ernst Alt y el sacerdote Arnold Renz siguiendo el Rituale Romanum. 

Los demonios que poseía Anneliese no eran uno, sinó seis: Lucifer, Judas, Neón, Caín, Hitler, y un sacerdote del siglo XVI. 

Debido a la presencia de tantos seres demoníacos, se le realizaron exorcismos dos veces por semana durante diez meses, en los cuales Anneliese era sostenida por tres hombres (debido a la fuerza que tenía), realizaba 600 genuflexiones por cada exorcismo... Con cada sesión, fue empeorando física y psíquicamente hasta el punto de romperse la nariz, arrancarse pelo, y perder la consciencia.

En junio del 76, Anneliese padeció neumonía, provocándole fiebres muy elevadas, y un cansancio generalizado, quedando exhausta después de cada exorcismo.

El 30 de junio Anneliese murió después de decirle a su madre "que tenía miedo", y a los sacerdotes les rogó la absolución.

Los exorcistas y los padres de Anneliese fueron acusados de homicidio por negligencia; ya que la autopsia indicaba que Anneliese se había muerto de desnutrición y deshidratación; por lo que su muerte hubiese podido ser evitada, si unas semanas antes la hubiese obligado a alimentarse. En el juicio se intentó probar que estaba poseída con la retransmisión de las cintas grabadas durante los exorcismos (más de 40 cintas fueron grabadas). Según los psicólogos, las insinuaciones de los sacerdotes sobre los dictámenes necesarios para poder realizar el exorcismo, provocaron que Anneliese empezará a manifestar los transtornos psicóticos. 

Más tarde, un comité alemán concluyó que Annaliese no había sido poseída; pese a todo, aún existen personas convencidas de que Anneliese fue una luchadora contra las fuerzas demoníacas, y peregrinan hasta la tumba dónde descansan sus restos. Esta tumba fue exhumada años más tarde para comprobar si su cuerpo seguía incorrupto, lo que no es cierto.


"Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones" Gregorio Marañon.