"Si nosotros gobernáramos, todos temblarían" (Epilépticos Anónimos)

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tratamiento

Un diagnóstico cuidadoso y exacto del tipo de epilepsia que padece el enfermo es fundamental para encontrar un tratamiento efectivo. Hay muchas formas diferentes de tratar la epilepsia. Los tratamientos actuales pueden controlar los ataques, al menos durante cierto tiempo,
 en aproximadamente un 80% de los pacientes con epilepsia. Sin embargo el 20% restante de los pacientes epilépticos tienen ataques que no se pueden tratar adecuadamente con los medios disponibles actualmente, por lo que se hace absolutamente necesario una mejora en los tratamientos o la aparición de otros nuevos.
Las posibilidades de tratamiento de la epilepsia son la medicación, la cirugía y una dieta alimenticia específica. La mayoría de las veces, lo que se aplica es una combinación de las dos o de las tres modalidades.

LOS MEDICAMENTOS

La mayoría de los medicamentos para la epilepsia se ingieren por la boca, son de vía oral. El médico prescribirá los medicamentos en función del tipo de ataque que sufra el paciente. Las personas reaccionan de forma diferente ante los medicamentos, algunos sufren efectos secundarios y otros no. Es posible que sea necesario un tiempo para descubrir exactamente el medicamento adecuado y la dosis idónea para cada paciente con epilepsia.

La medicación para la epilepsia tiene una condición muy importante. Más que en ningún otro caso, se deben seguir al detalle las instrucciones que dé el médico, referentes a cómo tomar los fármacos, el momento del día, acompañados de la ingestión de alimentos o no...La razón, es lograr que el organismo alcance un nivel general favorable a la prevención de este trastorno.

El período de mayor riesgo de recaídas en las crisis son los primeros 6 meses después de suspender la medicación. Para la mayoría de pacientes epilépticos, los ataques pueden ser controlados con un único medicamento, administrado en la dosis y forma adecuadas. Debido a que la combinación de varios medicamentos amplifica los efectos secundarios, sólo se prescribe en aquellos casos en que el control de los ataques es imposible con un único medicamento. 

LA DIETA CETOGÉNICA

Cuando los medicamentos no dan resultado, una alternativa o complemento al tratamiento puede ser una dieta rica en grasas y baja en hidratos de carbono y proteínas, que el médico ajustará a las necesidades personales.
Las familias suelen preferir la dieta cetogénica a otros tratamientos ya que modificar la alimentación parece una forma más natural de evitar los ataques. Pero la dieta no es natural en absoluto, porque invierte la forma habitual en la que el organismo utiliza los alimentos para obtener energía. De hecho, la dieta cetogénica, al igual que los medicamentos y la cirugía, se debe considerar como un tratamiento médico serio. No se puede realizar sin el control médico adecuado.

LA CIRUGÍA

La intervención en quirófano es otra alternativa de tratamiento, pero sólo se escoge tras realizar al paciente un detallado análisis. El objetivo de la operación es quitar la parte de tejido cerebral que esté dañada para que los ataques no se sigan produciendo. Pero los médicos tienen que considerar antes si la lesión es accesible (si pueden llegar a ella sin dañar otras partes del cerebro) y, sobre todo, si se trata de un tejido que no cumple ninguna función importante.
La cirugía se suele considerar especialemente en los siguientes casos:
  • Personas con epilepsia que hayan sufrido ataques epilépticos y no pseudoataques.
  • Personas con epilepsia que no hayan experimentado ninguna mejora con los medicamentos estándar o que hayan tenido una reacción negativa.
  • Personas con epilepsia cuyos ataques se inicien siempre en una parte del cerebro.
  • Personas con epilepsia que sufran ataques en una parte del cerebro que pueda extirparse sin dañar zonas importantes como las del habla, la memoria o la vista.
La intervención quirúrgica que se realiza en el caso de la epilepsia es una intervención delicada y complicada. Deberá realizarla un equipo quirúrgico preparado y con experiencia. Esta intervención suele realizarse en centros sanitarios especializados en el tratamiento de la epilepsia en lugar de en hospitales locales.

Además de las intervenciones que consisten en la extirpación de una pequeña parte del cerebro donde se inician los ataques, es posible realizar otras intervenciones para interrumpir la propagación de energía eléctrica en el cerebro. Es probable que las personas que se vayan a someter a una intervención quirúrgica deban pasar en primer lugar por una serie de pruebas especiales. En algunos casos se implantan electrodos en una operación previa para localizar el lugar donde se producen los ataques en la parte profunda del cerebro. Pueden ser necesarios días e incluso semanas para completar estas pruebas. A veces, el paciente puede estar despierto durante parte de la intervención (aunque no suele ser el caso cuando se trata de niños pequeños), ésto es posible debido a que el cerebro no siente dolor. Al permanecer el paciente despierto, el cirujano se asegura de que no se daña ninguna parte importante del cerebro. Tras la intervención, es posible que se deba continuar con alguna medicación para los ataques durante uno o dos años normalmente. Transcurrido este tiempo, si no se produce ningún ataque, se podrá ir retirando lentamente la medicación. Llegado este punto, las posibilidades de vivir sin ataques y sin medicamentos son altas. Sin embargo, muchas personas tienen que seguir con la medicación y algunas no mejoran tras la operación.

TERAPIA DEL SNV O DE ESTIMULACIÓN DEL NERVIO VAGO

Cuando la epilepsia se muestra resistente a los tratamientos farmacológicos y altera de modo importante la calidad de vida del paciente, se recomienda acudir a la cirugía. Sin embargo, algunos casos no se pueden beneficiar de una intervención al ser demasiado amplia la zona cerebral responsable de las crisis. La estimulación del nervio vago es un tipo de tratamiento que consiste en aplicar breves descargas eléctricas al cerebro a través del nervio vago. La estimulación vagal se realiza mediante un generador de impulsos que envía señales eléctricas al nervio vago a través de un electrodo, con el fin de reducir la frecuencia de los ataques epilépticos. Tiene la ventaja de que es una intervención poco cruenta. La implantación se realiza en el cuello, donde se encuentra el nervio vago, y el generador se coloca debajo de la clavícula como si se tratase de un marcapasos cardíaco. Una vez instalado, el especialista programa el dispositivo para que genere automáticamente un estímulo periódico durante todo el día.

Esta técnica se utiliza principalmente cuando los fármacos no permiten controlar de forma adecuada los ataques, cuando los efectos secundarios resultan intolerables, o cuando no se puede realizar una intervención cerebral. "Un tratamiento contra la epilepsia debe demostrar su eficacia en el control de las crisis. La estimulación vagal es una técnica paliativa, que reduce las crisis a la mitad en la mayoría de los casos. Además, es una técnica reversible. Si los resultados no son los esperados, se puede retirar. Los tratamientos para hacer frente a la epilepsia deben demostrar que su eficacia se mantiene en el tiempo. Clínicamente está comprobado que la estimulación vagal cumple este requisito.

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