La lactancia materna ofrece muchos beneficios para la salud del niño (protección inmunológica contra gastroenteritis, otitis, infecciones respiratorias y alergias) y además promueve la unión psicoafectiva entre madre e hijo.
La mujer con epilepsia debe elegir entre estos beneficios y el conocimiento de que va a transmitir parte del FAE (fármacos antiepilépticos) a su hijo. Sin embargo, existen una serie de medidas que disminuyen este riesgo como dividir la dosis en varias tomas, no utilizar formas retard, dar de mamar unas horas después de tomar la medicación.
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Por otra parte, no todos los FAEs pasan de igual manera a la leche. Así, el uso de FAEs no debe ser una razón para prohibir o desaconsejar la lactancia, contrariamente a lo que suele ocurrir.
Los antiepilépticos de primera linea como la fenitoína,carbamacepina y ácido valproico (depakine) son considerados compatibles con la lactancia; en el caso del fenobarbital o primidona el bebe puede presentar somnolencia y tener dificultad para succionar o irritabilidad por lo que hay que tener un control estricto de los efectos adversos.
La experiencia con los nuevos fármacos es limitada (lamotrigina y tiagabina) ya que no parecen tener contraindicaciones especificas para su uso durante la lactancia. De cualquier manera, la decisión deberá individualizarse teniendo en cuenta el número de fármacos que toma, los niveles en el suero, las condiciones del neonato y los diferentes porcentajes de transmisión y eliminación de los FAEs. Por lo que es necesario la colaboración entre el neurológo y el pediatra.
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