"Si nosotros gobernáramos, todos temblarían" (Epilépticos Anónimos)

domingo, 11 de diciembre de 2011

Epilepsia y profesión

¿Puede trabajar un epiléptico?
En las epilepsias con un control total de las crisis se pueden llevar a cabo todo tipo de profesiones. En los casos en que el paciente no tenga controladas sus crisis a pesar de la medicación,
una positiva adaptación sociolaboral puede depender del tipo de crisis, del horario en que se padecen y de su frecuencia.


En cuanto al tipo de crisis, las parciales sin alteración de la consciencia son poco problemáticas mientras que las crisis tónico-clónicas suelen acarrear para la persona consecuencias negativas en el trabajo por parte de su jefe y compañeros.
En cuanto al horario, las crisis no tienen demasiada importancia en la profesión ya que suelen producirse durante el sueño o al poco tiempo de despertar.
Y en cuanto a la frecuencia, es evidente que, son peores a la hora de trabajar, las crisis frecuentes que las esporádicas o raras.
En caso de sobrevenir alguna crisis a lo largo de la jornada laboral las más problemáticas son aquellas que cursan con alteración de la consciencia y las que provocan la caída del paciente. En estas situaciones sólo se deben valorar los riesgos derivados para el enfermo o para terceras personas como es el manejo de maquinaria móvil mal protegida, agentes químicos o depósitos de agua no protegidos, de fuego no vigilados, de hornos y planchas calientes, trabajos sobre vehículos o alturas sin protección, manejo de piezas frágiles o valiosas y emplazamientos laborales muy aislados. En estos casos hay profesiones desaconsejadas o prohibidas: piloto de avión, conductor profesional, guardia de seguridad, militar, bombero, submarinista,…
Pero la epilepsia no significa de ninguna manera una minusvaloración de las capacidades para desempeñar un puesto de empleo. Tras declarar que se tiene epilepsia o tras sufrir una o varias crisis en el trabajo en las empresas se revelan muchos tópicos discriminatorios que deben eliminarse (problemas mentales; pérdida de aptitud, capacidad y cualidades para el trabajo,…)
Las personas que sufren frecuentes crisis tienen escasas posibilidades de conseguir o mantener un empleo.  Y muchas veces, ésto se debe a la falta de conocimientos frente a la actuación que hay que prestar en el momento de las crisis.
En España todavía existen muchos tópicos que deben ser anulados mediante una correcta información a los sindicatos, empresarios y resto de trabajadores, así como a la sociedad en general.
El trabajador con epilepsia padece una enfermedad física del cerebro, NO UNA ENFERMEDAD MENTAL.
Muchos enfermos de epilepsia tienen pocas crisis a lo largo de su vida y con un tratamiento adecuado se pueden controlar, sin que la enfermedad  ni la medicación interfieran en la realización del trabajo.
El porcentaje de personas epilépticas en España que no dan a conocer su enfermedad ni a su empresa ni a sus compañeros de trabajo, durante años, es altísimo y en la mayoría de los casos nunca llegarán a saberlo.
Pensar que la accidentalidad y las bajas por enfermedad pueden ser habituales en los epilépticos ha hecho mucho daño a los afectados ya que se puede comprobar que la realidad es bien distinta, puesto que según diversos estudios se ha demostrado que las personas epilépticas tienen menos accidentes laborales y faltan menos al trabajo que el resto de trabajadores sin esta dolencia.
Y la condición de epiléptico NO REQUIERE UN TIPO DE SEGURO LABORAL DISTINTO al resto de los empleados.
Ni el diagnóstico de la epilepsia ni la persistencia de las crisis deberían descalificar a una persona para ejercer un trabajo remunerado.
Debe rechazarse la actitud de despido ante la ocurrencia de una crisis en el trabajo.
En los casos en que son necesarias restricciones para algunos empleos particulares, deben tomarse las decisiones mediante valoraciones justas e individualizadas. De otra forma, tales restricciones son discriminatorias.

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